jueves, 28 de mayo de 2015

El difícil arte de mentir

De repente, Ocurre de repente.
Un día estaba mirándome en el espejo de lo cotidiano.
Y sin más vi mi imagen estallar. Saltando como los confettis de un cohete navideño. En mi caso había muchas sorpresas, esta vez no eran  juguetes. Mi propia y verdadera verdad saltaba a mi cara  Mil cristales pequeños , parciales imágenes de mí que no fui capaz de reconocerme en un primer momento.
tomada de https://josue351111ok.wordpress.com/2012/07/17/Con los años había conseguido verme como un tipo homogeneo. Construyendome, acostumbrándome a no mirar fijamente a lo que no me agradaba, y subrayar lo que creí más amable.Lo que creí que era más posible que podía ser amado.
Y a base de subrayar y subrayar, de marcar y de tapar, me creé un traje. No tuve intención de ir al sastre y acudí al peor de todos, al falso sastre de mí mismo, sin darme cuenta , dia a dia, sin voluntad. Ese es el más habil y peor de los mentirosos, el que no se da cuenta. Y si no llega a ocurrir nada, con ese traje con que el que me sentía muy cómodo, pude vivir hasta llegar a morir.
Explotó y se desgarró.. Dejó de ser el espejo mentiroso, el traje que todo lo tapa para, a borbotones mostrar en cada gota los detalles que me ocultaba.
Cuando a mí me pasó me quedé perdido. Dejó de ser importante lo que pudieran ver los demás. Pasé a sentirme abrumado con los fantasmas de lo que por primera vez se me aparecía. Figuras extrañas de mí mismo que nunca siquiera sospeché, o nunca quise sospechar que fueran el verdadero yo.
Hoy ya necesito la verdad.  He sido un tipo aplicado en el difícil arte de mentir. Mentirme a lo bestia, Un mentiroso descuidado, que, sin darme cuenta, me fui creyendo poco a poco mis propias mentiras.
Con esta ruptura aparecen nuevos pedazos de mí.
Aparece esa parte que refleja que soy el tipo que castiga cuando empieza a sentirse amado, castiga porque no le hubieran querido antes.
tomada de  http://hechosdelmundo.com/por-que-mirarse-en-un-espejo-roto-es-mala-senal/
Aparece esa otro trozo de mí que guarda rencores por cosas absurdas. Rencores pequeños, si, pero que no me dejan ser feliz y no me dejan perdonarme.
En otro momento hubiera barrido todos esos pedazos sin mirarlos más. Pero una vez que me he reconocido, quiero saberlo todo. Hacerme jirones como un salvaje que se desolla con sus propias garras. Y guardar cada trozo en un frasco diferente, identificando la especie y subespecie de cada una de mis emociones, miedos, amores, anhelos o espectativas que puedan aparecer.

Pero, sobre todo, acariciar a los delirios sobre mi mismo que empiezo a descubrir. Y comprender que esto es ser humano. Y nunca más vestirme de blanco para tapar cicatrices negras.

Peligrosa ( La Granja - La Granja)

miércoles, 20 de mayo de 2015

No sabes cuánto te echo de menos

Vuelve pronto, tienes algo que hacer aquí. Como si no hubiera pasado el tiempo. La misma filosofía de vivir en pelotas sin decírselo a nadie. La misma idea de evocar letras y música y fotos. Canciones con emociones. Sin artificios. De frente. He echado de menos al arabesque que aquí se asomaba. No tengo ni idea de donde estaba, donde se había perdido. Y sin más hoy me reencuentro. El descenso y la subida. Quizá demasiado rápida pero voy a aprovechar la inercia y, sin pensármelo ni un segundo, acabar dándome de bruces conmigo mismo. O eso espero. Olores. Texturas, Volver a sentir.
Hoy no hay más. Solo esta buena noticia para mí, De nuevo estoy preparado. Perderse y volver a empezar donde lo dejé. No pienso abandonarme más. Con algunos que me acompañaron me encontraré con muchos no. Nada que indicarle al destino que el dirija.
Ilusión.
Vuelve pronto - Los pistones


jueves, 10 de julio de 2008

Pintándose los labios en el espejo de cualquier fotografía.

robada de science vida
Como si no hubiera pasado el tiempo, así me lo encuentro. Fresco, fresca, sonriendo con naturalidad. No puedo evitar mirarla lo más sexy, mirarle las tetas. Adivinándose su dureza bajo el vestido leve. Moreno, cálido y suave como si hubiera pasado un mes desnudo bajo el sol de Formentera en el cuerpo de una neohippie casi adolescente.
Lleno de ilusiones. Lleno de cicatrices. Con ojos alegres. Y radiante. Lo miro y me gusta, aunque parece que no tuviera que ver conmigo.
Como Dorian Grey. Lo miro. Rubor. Me gusta ese calor. Ese fui.
Este soy yo. Y me doy de nuevo la bienvenida. Y no sé por qué salí corriendo. Me asusté de mí mismo. De mirarme en el espejo. O de mirarme desde arriba con una cámara que repite las mejores jugadas, las más emocionantes, las que acaban en alegría o las que acaban en tragedia, las que tiene más emoción.
Me acojoné y pensé que lo mejor era descansar. Por dios que lo he hecho.
Y también os miro a los demás. Miro la tierra de por medio que algunos también habéis puesto.
He viajado en este tiempo. A veces lejos y a veces cerca. Pero lo bueno y lo malo, lo trágico y lo cómico es que siempre viajé conmigo. No pude darme esquinazo aunque me plantease a mí mismo citas imposibles, aunque quedase en lugares que no existen a la hora 26 de algún día 34 de algún mes lluvioso. Pero no hubo manera. No me libré de mí mismo.
Y aquí vuelvo. Soy más mayor y mucho más joven que cuando me marché. ¿O quizá soy otro? No. Soy todos. El que se fue y el que ha vuelto. Soy también un poco de vosotros porque de todos he aprendido. Porque me he acercado o por que salí pitando. Pero ha llegado el momento de volver a casa. ¿me recibís de nuevo?
Os encontraré.
Chateando desde mi cama con tus labios que son los más frescos del mundo.
O en cualquier orgía de palabras, o de besos siempre con un fondo amarillo que tú crees que es azul.
O en la alegría de lo cotidiano, de lo espontáneo.
O con el poso de lo profundo, de lo pasional, de los arrebatos, de lo salvaje.
O en la grandeza de las palabras más bellas del amigo que aún no conoces.
O en lo morboso de los ojos negros bajo el antifaz de una mujer de seda acariciando a otra mujer de fuego desnuda.
O en lo descarnado de una mirada desnuda a los ojos. Sin nada que esconder y sin nada que decir al oído. Pero con mucho que seguir gritando.
O pintándose los labios en el espejo de cualquier fotografía que es como debe hacerlo la adicta a lo prohibido.
O con las caricias fáciles de una sonrisa pura.
O en la reaparición de quien no sabes qué hiciste para haberlo perdido y con quien no crees que haya que enredarse en el pasado.
O en el placer de una gatita recién nacida. Que no sabe a donde ir. Pero que no para de correr.
En cualquiera de esos hechos me veréis. Y seguiremos siendo todos uno. Trocitos de mí, trocitos vuestros.

Cass , la chica más guapa de la ciudad (Más Birras – G. Sopeña, J.L Rodriguez)


Acción Poética Avenida de Luis Mora esq Colon

jueves, 4 de octubre de 2007

Por si hacían falta para otra vez



Piezas de muchos colores. Unas redondas, otras planas, algunas partes de mí eran transparentes, otras con el doble de grosor. Ese soy yo, así me han construido. Todas con sus círculos robado de www.lego.esredondos para que encajen unas en otras.
Antes del verano era un superhéroe, un guerrero japonés que impartía justicia y que era indestructible. Todos creían que nada me iba a poder destruir. Pero es el siglo del reciclaje y todo se aprovecha.
Una vez al día, otras ocasiones dos diarias. Incluso los fines de semana alguien me arrancaba alguna de las piezas que tantos años había llevado componiéndome. Y con cuidado las guardaba en una caja, por si hacían falta para otra vez. Primero las manos. Se fueron desencajando y caían con estruendo sobre la mesa de cristal y sobre las personas que me tenían cerca. Trataron de apoyarme y salieron con chichones. robado de www.lego.es
Ya no quedaba nada de mí. Solo un montoncito de plástico en una caja de zapatos.
Era el momento de mirarlas, estudiarlas, y con mimo hacer algo con ellas. Y como Adriá que hace la tortilla en una copa, un soldado samurai se convierte en astronauta. Mirándo todo cada vez desde más lejos y sabiendo que estoy en un sitio que no me corresponde. Pero del que de momento no sé bajar.
O quizá no me atreva a bajar a un planeta en el que se gasta la palabra “querer” de tanto usarla. No me basta un planeta en el que la gente se diga que se quiere. Necesito un hogar donde el querer lleve el esfuerzo de demostrarlo, de hacer. De tratar de que esos a los que dices que quieres sientan que tú te esfuerzas porque sean más felices.
Mil pedazos (christina y los subterraneos - Christina Rosenvinge)