sábado, 21 de julio de 2007

Te juro que era buena chica

Alberto García Alix - El dolor de Elena Mar

Mientras trato de no dormirme, la traen. Un celador la trae en una silla de ruedas y la pone frente a mí. La encuentro al levantar la mirada. Seis de la mañana, Urgencias de un hospital de una gran ciudad. Con esos ojos y esa piel, lo primero que pienso es que es yonki.
Disimuladamente la miro de arriba a abajo. Ojos muy tristes. Pelo no muy limpio. Los dientes no los tiene mal y eso me sorprende. Sigo bajando. Brazos desnudos, muy delgados. El vestido no es de su talla, quizá lo fue hace años, pero ella debe haberse ido consumiendo. Las piernas son flacas, con la piel con escamas, con manchas. Las sandalias son de cuero, no me gustan nada. Definitivamente piel de yonki.
Está sentada frente a mí, en una gran sala de espera casi vacía. Y la miro sin que se me note. No hay otra cosa que hacer. Me invento su historia completa. En la película, el bueno del protagonista tiene que esquivar la conversación de la yonki, que trata de engañarle, incluso puede que ofrezca sexo por una dosis más.
De repente, como en las de detectives algo no cuadra. No sé que es, pero algo no cuadra. Del bolso saca un frasco pequeño de esos que regalan de muestra de perfume. Huele bien. Algo no cuadra. Me fijo más. Aún sin salir del todo de mi propio guión la yonki lleva el traje más perfectamente planchado que haya visto nunca. Es de lino, color amarillo pálido, sin mangas. Es un vestido de tía buena. Luce las largas y flacas piernas, ajadas. Imagino que de las frías noches en cualquier banco. Vuelvo a fijarme en el vestido. Está perfectamente planchado, sí que lo está. Cada vez disimulo peor, pero sigo mirándola. Tiene estilo. En mi película es una pija que se ha destrozado la vida con el caballo. Y de repente le escucho la voz. Elegante y agotada. Una voz resignada. Me pide un cigarro.
La yonki me pide un cigarro. Lo sabía. Estaba en mi guión, siempre se me acercan los colgados. Y siempre les sigo el rollo.
Cambio de plano, ahora no es yonki, vuelve a lucir su vestido y su olor. Definitivamente algo no encaja, dos personajes en uno. Le digo que sí que tengo tabaco, pero que es negro. Y me dice, hastiada, que le da lo mismo lo que fumar. Y me pregunta si puedo empujar la silla de ruedas hasta la calle para poder fumar. Y la llevo. No sé si es yonki o no, pero necesita que empujen su silla. Y me voy con ella. Es muy educada, y cuando la miras, muy yonki.
Te juro que era buena chica. La dejo fumando y vuelvo a entrar por si me llamasen de nuevo a consulta. Y mientras sigo esperando no dejo de pensar en el guión. Ya no me produce rechazo, me produce cercanía, me produce necesidad de afecto, de comprensión.
La vuelven a meter en la sala de espera, es otro enfermero diferente, que le va preguntando que si le parece normal estar en la calle, y yo saco la cara por ella, y digo que fui yo, que quería fumar. Todos en la sala de espera, observan a la yonki y a uno, que no parece colgado pero que seguro que piensan que la yonki le va a engañar, es mi película.
En cuanto está junto a mi contándome los males de su riñón, el médico me llama y entro en la consulta.
Al salir, cinco minutos después, veo la silla de ruedas junto a la cabina de teléfono. Y a ella tratando de meter monedas, o marcar y no llega a ninguna de las dos cosas sin levantarse.
Camino hasta ella. No sé qué siento si atracción o rechazo, pero busco que sienta el contacto de mi piel, mi calor.
Cuando llego me dice .- "¿puedes ayudarme a marcar un número? yo no llego, voy a llamar a mi madre".
Yo no esperaba que me pidiera nada, y casi a la vez, suelto lo que estaba preparando mientras me acercaba. Pongo la palma de mi mano en su mejilla y la acaricio, dando cariño verdadero.
Le digo .- “Que te curen pronto, y que no te duela más, cuídate”
En ese momento se para el tiempo. Deja caer el pesado teléfono público con un ruido enorme y la sala de espera mira al completo.
Ella aprieta el dorso de mi mano con una de las suyas, y con la otra se abraza a mi muñeca, retozando su cara con mi palma, como un gatito abandonado. Desamparada. Tremendamente desamparada.
Nos miramos a los ojos, y en ese momento suena su nombre desde la puerta de la consulta. Separamos las manos como si nos hubieran dado una descarga eléctrica. Y empujo su silla hasta la consulta, la meto dentro, y nos decimos adiós deseando que no sea nada lo de ninguno de los dos.
Y desde hace dos días, no sé si soy un mierda, o un ángel.

Buena chica (Los secretos – Enrique Urquijo)

16 comentarios:

Iraultza dijo...

Ángel, de verdad Ara, te doy un abrazo, porque sí, porque si hubiese estado en esa sala de espera no habría tardado ni cinco minutos en escribir algo parecido a lo que has escrito tú mientras os observaba, porque me habría quedado observandoos eternamente.

Más abrazos.

Anónimo dijo...

Creo que eres una persona muy buena, un verdadero Ángel. Muy poca gente se hubiese interesado por ayudar a una chica así. Seguro que esa chica piensa lo mismo y que te agradece muchísimo ese contacto humano, esa ayuda, ese apoyo.
Gracias y buen fin de semana

Angie dijo...

Un ángel.. con los dedos llenos.. y el alma llena.. y lan ansias llenas..
de caricias..

un ángel.. también desamparado..
mil besos.. con alas.. blancas

arabesque dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
arabesque dijo...

iraultza: yo también me hubiera sentado contigo a observarnos.
elysia: gracias por llegar de nuevo hasta tan lejos, pero no pensaba en que la ayudaba. de verdad que no pensaba en ella solo.
angie: ¿me ves desamparado?, yo no me veo, pero es posible.

A los tres os digo que yo sigo sin saber si soy ninguna de las dos cosas, las dos cosas a la vez es lo más probable.
Un abrazo pecho con pecho, piel con piel para los tres.

Liška dijo...

:))... a la vista de tus ojos
De buen seguro Arabesque hubieras desinflado un globo de helio en tus labios por una sonrisa... quién sabe si algo más? pero por una sonrisa sería suficiente, más que suficiente y tu caricia sería el mejor de los páramos oxigenados, yo tb hubiera tomado tu mano y créeme pocos, muy pocos lo hacemos.

Mi beso tesoro

arabesque dijo...

circe. Qué desperdicio más enorme no agarrar con fuerza las manos que nos acarician. No me digas que mucha gente elude las caricias que es lunes, y no quiero empezar la semana ya tropezando

Naty dijo...

Tras el disfraz, se ven las alas... Pero si quieres te sigo la corriente y sigue todo como que no sé nada... ¿Que dices, chico malo? ;)

arabesque dijo...

Y bajo las alas se ven más cosas, naty.
creo que hay de todo superpuesto
besos

DémoNan dijo...

Un Angel, sin duda alguna, ojalá hubiese en los hospitales más ángeles como tú, pero a veces, hay demasiados demonios que no ven personas tras su aspecto físico. Bonita historia. Besos.

Anónimo dijo...

Sentarse en el rincón espero que te sirva para observar, mirar y sonreir,aunque ojala no siempre te quedes en el mismo rincón que te muevas (estoy convencida que asi es), no tengo blog,pero si escribo y miro y observo y descubro a gente interesante leyendo, y me muevo. Y creo historias y seguro que tu con tu seudononimo "arabesque" (que tal vez tenga un significado para ti muy intimo)la letra de una canción, el titulo de una canción.... (este comentario no tiene nada que ver con el texto del tu blog (pero en algun lugar debo comentar no)?.
Gracias....actor en el silencio.
un beso

adictaacruzarenrojo dijo...

Dios, tengo escalofríos rodando a dos cuarenta por la espalda y la piel de gallina...
Angel joder angel y una pasada...
Te admiro y me dejas sin palabras
Un beso de verdad

Aguila Diurna dijo...

Al fin de cuentas todos morimos por un poquito de amor, cuando lo das te lo das y nos despiertas en esa ternura que solo pocos pueden vibrar.
Paso mi mano por tu mejilla y agradezco a tu sensibilildad.

Lady Amanda dijo...

Es verdad Arabesque, la mayoría elude el contacto físico con el dolor, con lo que nos aterra, con lo que tenemos miedo ancestral a contaminarnos...pero tú, no.
Tan sólo por eso, por esos pensamientos, por esa intención, merece la pena estar aquí. Saber que hay personas que aún miran con los ojos del alma buscando únicamente dar amor...ufff, eso es muy fuerte.
No soy quién ni sé si eras ángel o demonio, poque para mí, el ser humano es una conjunción yinyanesca de los dos, más el hecho de sentir el sufrimiento y la soledad ajena dice mucho de éste ser humano.

Besos, de esos que saben a menta.

Palmoba dijo...

Viniste de visita como si nada y ahora al entrar yo aqui y haber leido unos poquitos de post vuelvo a pensar que los encuentros son por algo.
Aún no se que seras pero esta mañana para mi tras tus letras un Angel.

Ana Chévere dijo...

Magnífico relato. Sigue escribiendo, anda...