sábado, 30 de junio de 2007

Qué difícil sin ti, qué difícil a tu lado

Pepa de Rivera-Autorretrato

Llegué a casa y planchabas. Te pregunté que tal el día. Y solo me diste el "bien" de siempre. Odio el traje de inspector de policía, y volver a interrogarte, pero odio más no saber qué gritan tus silencios. Y como culpable, respondías huyendo, sin mirarme.

Y cuando me iba al baño, lo he decidido. Me largo. Por no herirte. Porque herirte me hiere a mí.

Quiero respetar esos silencios, pero no puedo. Y como no puedo me invento mil razones, para que me molestes. Tus estornudos, los ruiditos del tenedor con el plato, que siempre dejes las luces encendidas. Que nunca hagas la compra. Pero sé que nada de eso es cierto. La única verdad es que odio esta distancia. Y no soporto que me puedas rozar si no me hablas.

Qué difícil sin ti, qué difícil a tu lado. Y más difícil es decirtelo. Cinco meses, como las malas novias.

Y cuando te lo diga, solo me darás más silencio.


Qué difícil (Marta Botía y Antonio Vega - Marta Botía)

martes, 19 de junio de 2007

Igual que dos años atrás

Rafa Paniagua

Otra vez de gira. Esta noche es el debut. Apadrinado por las estrellas vuelvo a salir de la cueva. Buscando miradas. Y mientras las encuentras, copas. Y humo. Y a veces con los amaneceres se mezclan esas miradas que has buscado. O quizá sean las que te encuentran a ti.
Antes siempre iba en coche. Ahora disfruto más con los autobuses nocturnos. Casi siempre llenos de gente que acaba de trabajar que no se divierten. Con ojos que no son de aquí reflejados en los charcos de los que riegan la calle, en las marquesinas de GranVía.
Todos en silencio. Se ha convertido en una ciudad sin pasión. Pero para un observador foráneo como yo, cuanto menos vale, más me atrae.
Igual que dos años atrás. A los trabajos forzados. A las risas de los besos perdidos.
Dos años atrás (Los Elegantes - López , De la Peña, Del Olmo, Hens)

domingo, 17 de junio de 2007

El contagio me vino a pesar de estar vacunado

Escuchalo Records


¡Vaya un par de meses que llevo! Dos nacimientos de sobrinos acoplados. Visitas a los hospitales. Miradas llenas de amor entre los amantes y padres primerizos. Y me encanta.
Salgo de los hospitales gozando. Con el corazón hinchado. Fijándome en los ojos de los desconocidos que me cruzo, y sonriéndoles con los míos. Lo he recogido arriba y, ahora, por la calle, me tengo que encargar de repartirlo. Porque se da más con los ojos que con ninguna otra parte del cuerpo. Ni manos, ni palabras, ni los genitales, por supuesto, son capaces de comunicar tanto amor como una mirada.
Algunos me responden con cara de susto. Otros, me las devuelven con complicidad, y me sorprende. A lo mejor mi ciudad está llena de locos sonriendo amor, pero no se atreven a correr el riesgo de ser criticados.
Mis amigos comparten su enfermedad conmigo. El contagio me vino a pesar de estar vacunado. Porque he querido, me han querido, quiero y me quieren. Pero a pesar de eso, ha venido una sobredosis de ternura. De bienestar, de honestidad con el mundo, desnudo, enseñando lo que me gusta de mí, y lo que no me gusta.
Y me encuentro con otros, muchos amigos, con los cachorros más crecidos. Y nos miramos, les miramos. Y nos abrazamos sin palabras.
Quiero y no quiero curarme. Noto que estoy en peligro. ¿dónde está el camello de la realidad? Necesito de su química. Una dosis de realidad entre sábanas de algodón y el sol entrando por la ventana. Yo solo no me valgo.


El contagio (Los tigres del norte - Los tigres del norte)

jueves, 14 de junio de 2007

Me miras muy fijamente. - Vente conmigo a bailar -

a_golpe_de_clave.blogia.com

Nunca me gustó escribir. Pero me encantaba la idea de escribir. Era como enamorarse del Amor. Eso de tener ya tu texto acabado. Pero sin tener que pasar por el trago de enfrentarme a mí mismo. A veces lo intenté pero me rendía al segundo día.
Y me insistían. Verás, Arabesque, que lo vas a disfrutar. Tú ten paciencia. Sólo para ti, que nadie te lea.
Y me convencí. Por probar. Por jugar. Sin que nadie me lea. Bueno, solo los amigos y conocidos. Vale...
Y empiezo por aquí. Este blog en el que escupes lo que te viene a la cabeza, lo que, de cualquier otro modo sería complicado encontrar un momento y un contexto para explicárselo a tus amigos. Y ¡joder!, me siento bien. Me siento con una extraña sensación de paz. Liberado. Igual que un masajista te quita nudos en la espalda, este rato te los quita entre las vísceras, justo al lado de la vesícula.
Y repites, y escribes otro. Bien, va la cosa bien, solo para ti. Nada más que eso.
Y de repente te llevas la sorpresa de un comentario. Caray! ¿Quién será que me ha leído? Otro comentario. Esto es raro. Y vuelves a escribir.

Y a los pocos días, me miras muy fijamente, - vente conmigo a bailar –

Apareció por sorpresa y bailé con él toda la noche.
El ego, al que pensaba que tenía bastante aparcado, me invita a bailar, me besa y quiere quedarse a desayunar.
Pero al día siguiente no quiere solamente venir de cañas. Se convierte en el típico “soloparamí”. No le basta con venir, quiere que no vengan ni tus ex novios, ni muchísimo menos los novios de tus amigas.
- ¿Quién te has creído que eres para alabar la sonrisa de ese, o su manera de caminar?. – me dice
Cuando tienes de novio al ego, se acabaron los demás placeres.
Yo le acabo de conocer, pero no quiero volver a quedar con él. A la tercera cita, seguro que me quiere presentar a sus padres. Ya me ha dicho sus nombres Envidia y Orgullo. Y a su hermana Soberbia, que por cierto, está muy buena.

Estoy Bailando (Hermanas Goggi – L. Gómez Escolar ,versión en español)

lunes, 11 de junio de 2007

Todas las cosas que quedaron por decir, se dormirán

Madre . Pepa de Rivera


El día que ocurrió fue solo un polvo más. Nunca le dirá la alegría de que justo ese día no fuera en el coche. Entre risas asustadas dijiste que lo habías notado. Se rompió. Y esa broma tan masculina explicándolo por tu tamaño, y por tu brío no la pudiste reprimir.
Ella se preocupó más que tú. Estaba dispuesta a darse esa sobredosis de hormonas que acaban hasta con el ánimo durante unas semanas. Pero tú por ese afán de protegerla, le quitaste importancia. Fuiste una vez más, inconsciente. En realidad, no es una vez más, es una vez menos, porque ya no te quedan muchas ocasiones de volverlo a ser, ni ganas, imagino.
A partir de ahí todo vino rodado. Náuseas, algún vómito, y un ceño preocupado, que empezó a fruncir todos sus pensamientos. No fue un Predictor, ni dos. Fueron tres porque no lo podía creer.
Y ella te lo cuenta. No te consulta. Te cuenta que tira para adelante. Y la odias. Y la temes. ¿A quien odias? ¿A quien temes?.
Es tu momento en la vida. Es tu decisión. Ella ha tomado la suya. O eliges vivir, vivirlo y vivirla, y pisar a fondo el acelerador. O eliges esperar a la grúa.
Todas las cosas que quedaron por decir, se dormirán. El tiempo corre y es en tu contra. A lo mejor tú ya empezaste a correr en sentido contrario.
Porque ella va a pelear, si puede contigo a su lado, pero si no, será contra ti. Y te ganará. Solo hay que miraros a los ojos. Los de ella son fuego, y amor. Amor de 98 octanos, con el que un diesel se gripa o quizás ni arranca. Nunca supe de mecánica.

¿Por qué te vas? (Jeannette – Jose Luis Perales)

domingo, 10 de junio de 2007

Daría mis ojos por otra ceguera

Zhang-Huan

Empecé ilusionado. Por fin me iba a dejar llevar por la corriente de los impulsos. Hacer lo que sabes que siempre quisiste hacer y no te has atrevido, porque no has sentido apoyo. Y necesitas el jodido apoyo. Y empiezas a correr cuesta arriba. Todo son obstáculos. Paras. Empujas. Vuelves a correr. Ya casi estás arriba. Y sin saber por qué, de repente el suelo se hace arenas movedizas. Y tiemblas. Y según cuentan, cuanto más te mueves en estas arenas, más te hundes. No lo creo. Creo que solo es la excusa para quedarnos quietos y no pelear.
No lo entiendo. No me entiendo. Si cuando peleaba, y aunque me quejaba por el sobreesfuerzo, me sentía mejor que ahora, congelado. Ya solo me queda la cabeza fuera, el resto ya se hundió.
Daría mis ojos por otra ceguera. Por poder ser un buzo a tientas profundizando en estas arenas, y hundirme, y saber si al fondo se esconden las aguas cristalinas que siempre he pensado que están ahí. Un shangri-la bajo la ciénaga.
Pero desde que volví a fumar casi no me cabe aire en los pulmones.
Quiero ser silvestre (Marc Parrot.Marc Parrot)

sábado, 9 de junio de 2007

Hay una fiesta en mi azotea


Mis muebles orgánicos los conozco bien. Los conozco bien porque paso demasiado tiempo a solas con ellos. Me despierto y me acuesto con ellos. Casi ni les quito el polvo porque hace tiempo que nadie los visita. No recuerdo cuando fue la última vez que al moverlos dejaron cercos con formas de círculos o trapecios.
Desde hace unas semanas sin que yo les invite han empezado a llegar visitantes. Los primeros días, ni me levantaba a recibirlos. Solo llegaban, les ofrecía un café y al rato marchaban. Unos, otras. Alguna vez han coincidido. Y al final empecé a limpiar, me vi forzado y agradecido.
Hoy hay una fiesta en mi azotea. Casi todos son caras nuevas. Otros son del precioso pasado. Están viniendo muchos. Capricho, Luna llena, La mujer gigante, La estatua de las medias rotas, la que es Amante perfecta y peor novia del mundo, Nínfula, Pereza... han venido todas. Y revolotean, y están removiendo las pelusas y se mecen las telarañas.
Y cuando marchen dejarán mucha basura, pero será mierda nueva en cualquier caso. Y por eso me gusta. De momento que corra el vino y que siga la noche, y que cuando amanezca, mi pecho esté en tu espalda, y mis manos en tu vientre. Y que estas ilusiones ilusas que vienen de dia más que de noche, sean la prueba de que el destino a veces se equivoca.
Crece la Hierba (Quique González.Quique González)