sábado, 9 de junio de 2007

Hay una fiesta en mi azotea


Mis muebles orgánicos los conozco bien. Los conozco bien porque paso demasiado tiempo a solas con ellos. Me despierto y me acuesto con ellos. Casi ni les quito el polvo porque hace tiempo que nadie los visita. No recuerdo cuando fue la última vez que al moverlos dejaron cercos con formas de círculos o trapecios.
Desde hace unas semanas sin que yo les invite han empezado a llegar visitantes. Los primeros días, ni me levantaba a recibirlos. Solo llegaban, les ofrecía un café y al rato marchaban. Unos, otras. Alguna vez han coincidido. Y al final empecé a limpiar, me vi forzado y agradecido.
Hoy hay una fiesta en mi azotea. Casi todos son caras nuevas. Otros son del precioso pasado. Están viniendo muchos. Capricho, Luna llena, La mujer gigante, La estatua de las medias rotas, la que es Amante perfecta y peor novia del mundo, Nínfula, Pereza... han venido todas. Y revolotean, y están removiendo las pelusas y se mecen las telarañas.
Y cuando marchen dejarán mucha basura, pero será mierda nueva en cualquier caso. Y por eso me gusta. De momento que corra el vino y que siga la noche, y que cuando amanezca, mi pecho esté en tu espalda, y mis manos en tu vientre. Y que estas ilusiones ilusas que vienen de dia más que de noche, sean la prueba de que el destino a veces se equivoca.
Crece la Hierba (Quique González.Quique González)

3 comentarios:

arabesque dijo...

este es un comentario de prueba

Iraultza dijo...

Delicioso post Arabesque. A veces simplemente consiste en abrir las ventanas para que todo se oree, a partir de ahí, la fiesta de la azotea empieza a hacer pruebas de sonido.

Y esa canción del final...grande. Siempre me ha parecido letal la frase:"Súbete niña que se enfría la cena, y se largó besándome a traición".

Te seguiré leyendo.

arabesque dijo...

iraultza, agradecido por tu visita. estoy inquieto, y lo que tu dices me inquieta más